Escribir textos que nuestro público lector entienda: esa es siempre la cuestión. Y para ello debemos dominar, o al menos conocer, algunas competencias lingüísticas y comunicativas esenciales, como la coherencia y la cohesión textual.

Hay gente que escribe como habla y cuando leemos nos damos cuenta enseguida quién escribió ese texto. Lo cierto es que el código oral y el código escrito son diferentes, y el dominio de uno no implica necesariamente un desempeño exitoso en el otro. Por eso, muchas veces cuando corregimos textos y nos encontramos frente a párrafos incomprensibles debemos contactar al autor o a la autora y preguntarle: “¿qué quisiste decir aquí?”. Esos intercambios son muy productivos porque la persona suele reproducir oralmente pensamientos que no logró escribir con exactitud. Esa, entonces, es una de las tareas esenciales de quienes nos dedicamos a la corrección de estilo: hacer las preguntas necesarias para que el texto se entienda y la comunicación sea eficaz.

¿Qué es un texto adecuado?

Daniel Cassany explica que un texto adecuado es aquel que ha seleccionado la variedad (dialectal/estándar) y el registro óptimo para cada situación comunicativa. Y en español, ¿esto qué significa? Que una autora o un autor a la hora de escribir su texto tuvo en cuenta el grado de especificidad del tema tratado, el canal de comunicación, el propósito y la relación entre los interlocutores.

No escribimos de la misma manera un texto formal, como podría ser la solicitud de una beca a la universidad, que un texto informal, como el whatsapp que le mandamos a una amiga contándole una anécdota. No usamos las mismas palabras si compartimos nuestro mensaje con argentinos (para quienes un amigo es un «boludo», por ejemplo) que si pretendemos llegar a la mayor cantidad posible de hispanohablantes.

Además, nuestro texto persigue siempre un objetivo que debemos conocer a la perfección antes de empezar a escribir. ¿Estamos escribiendo una tesis y tenemos que demostrar los conocimientos adquiridos durante la carrera? ¿Redactamos los contenidos de una tienda online y pretendemos incitar a la compra de sus productos? ¿O le estamos respondiendo una historia a un «flaco» al que “le queremos dar”?

En resumidas cuentas, un texto adecuado es aquel que sabe qué decir, a quién, por qué medio y para qué.

¿Y un texto coherente?

Ya sabemos sobre qué vamos a escribir, para quién y con qué propósito, pero la historia no termina ahí. Digamos que recién empieza. Debemos ahora organizar esa información, jerarquizarla, pensar su desarrollo. ¿Qué de todo lo que tenemos para decir es relevante? ¿Qué cosas, por el contrario, son secundarias? ¿Por dónde empezamos? Más difícil aún: ¿con qué terminamos? La coherencia textual supone romperse la cabeza con estas preguntas y responderlas de manera eficaz.

Textos cohesionados

¿Tantos pasos para escribir? La respuesta es un rotundo SÍ. Cuando uno internaliza la práctica, estas preguntas pasan desapercibidas, se responden solas. Pero si estamos empezando, si nos cuesta escribir, si nos trabamos frente a la página en blanco, es importante desmenuzar y conocer el proceso de escritura que, con excepción de ciertas licencias literarias y poéticas, es siempre un proceso donde reina el logos, el pensamiento.

Debemos entonces atender a la cohesión textual y darle vida a esa trama que el origen de la palabra «texto» supone. Tenemos que unir nuestras frases para que juntas hagan sentido. En definitiva y otra vez: para que nuestro público nos comprenda.

Algunas de esas formas de cohesión son las anáforas o repeticiones, las relaciones semánticas entre palabras (sinónimos, hipónimos), los enlaces y conectores.

Para conocerlos en detalle no podés perderte este post.

Siete pasos para aplicar la coherencia y cohesión textual y redactar textos eficaces

  • Elegí si vas a usar variantes de ciertos términos que se usen en tu región o que compartan la mayoría de los hispanohablantes.
  • Pensá si tu tono va a ser formal o informal.
  • Recordá tener presente cuál es tu objetivo: informar, argumentar, describir, exponer, persuadir, etcétera.
  • Escribí la información relevante, no te vayas por las ramas, no seas repetitiva, no aburras. Un lector que se va no vuelve.
  • Conectá las distintas oraciones de tu texto. Usá correctamente los marcadores textuales, la puntuación, la pronominalización, los sinónimos.
  • Tené en cuenta los criterios gráficos y espaciales del texto: encabezados, títulos, márgenes, uso de negritas, cursivas, cuadros y tablas.
  • Alejate del texto y revisalo luego de un tiempo. Compartilo con una amiga, un familiar, alguien que no sepa nada del tema y preguntale si lo entiende. Mejor todavía: mostráselo a una correctora de textos.

Si querés que revise la coherencia y la cohesión textual de tu trabajo, escribime.