El paratexto es el conjunto de elementos que acompañan al texto principal y completan su sentido. La distribución correcta y ordenada de estos elementos ayuda a la organización visual del lector y lo invita a la lectura. Por el contrario, cuando estos elementos no siguen un orden, el texto en su conjunto pierde claridad y el lector se predispone mal (recordemos: nuestro destinatario tiene siempre a mano un recurso audiovisual con el que entretenerse y abandonarnos).
El teórico literario francés Gérard Genette (1987) define al paratexto como un “discurso heterónomo, auxiliar, al servicio de otra cosa que constituye su razón de ser: el texto”. Y como están al servicio del texto, tanto la corrección ortotipográfica como la corrección de estilo suponen una revisión de estos elementos (cuando el caos es extremo, muchas veces lleva más tiempo corregir estas cuestiones que el contenido del trabajo).
¿Qué elementos conforman el paratexto?
- Preliminares
- Títulos y subtítulos
- Índices
- Notas
- Llamadas
- Glosario y apéndice
- Referencias bibliográficas
Preliminares: la puerta de entrada
Los preliminares incluyen aquellos contenidos que se ubican antes del texto principal: páginas en blanco, portada, página de créditos o derechos, dedicatorias, agradecimientos, prólogos. Es importante aclarar que no siempre están todos ellos en todos los libros.
Títulos y subtítulos. Dime cómo te llamas y te diré de qué tratas
Los títulos introducen y resumen el contenido del apartado que encabezan. No llevan nunca punto final y los párrafos que siguen a los títulos y subtítulos no necesitan sangría porque se entiende que allí comienza el texto.
¿Qué debemos tener en cuenta al momento de titular?
El título quizás sea una de las partes más difíciles de escribir. Debe ser corto, atrapar al lector, resumir la información y, si es creativo, siempre suma. Los expertos en SEO recomiendan no solo incluir en él las palabras claves, sino redactarlos tal como una persona buscaría su duda en Google. Por eso son muy efectivos los títulos encabezados por pronombres interrogativos: “Cómo escribir buenos títulos”, “Quién escribió la letra del himno”, “Cuándo es mejor irse de vacaciones”. Además, recuerdan la importancia de colocar esas palabras claves en el primer párrafo.
Si lo que estamos escribiendo es un texto académico, siempre sugiero a mis alumnos/clientes escribirlos al final, cuando ya sabemos con exactitud todo lo que dijimos (y lo que elegimos callar). Con frecuencia sentimos que, si tenemos el título, ya está casi todo el texto escrito: nos ordena, nos entusiasma, nos interpela a seguir. Y si ocurre todo eso, está buenísimo comenzar con ellos, pero recomiendo que se escriban a modo de bocetos, de ideas o aproximaciones. Sí o sí debemos revisarlos al final porque es muy común que prometamos algo y luego nos olvidemos. Corremos el riesgo de defraudar a nuestro público, lo dejamos esperando contenido que no llega nunca. Además, si los escribimos al final, tenemos una idea del texto en su conjunto y podemos mantener un estilo semejante en la redacción de todos los títulos.
Huellas del orden. La importancia del índice
Por su parte, el índice incluye una lista ordenada de los capítulos de una obra. Puede ubicarse al final del trabajo o, más apto para ansiosos, al comienzo. Refleja el esqueleto del texto, es su “columna vertebral” y organiza el contenido. ¿Cuántas veces nos hemos perdido entre los índices de libros en una librería gigantesca?
Para las páginas del prólogo, suele recomendarse el uso de números romanos y para las restantes subdivisiones, los números arábigos. Si estás escribiendo un texto largo, podés usar los niveles de títulos que ofrece el Word y luego introducir la tabla de contenidos correspondiente, de una manera sencilla, rápida y visualmente atractiva.
Lo que abunda daña. Uso y abuso de notas al pie
Las notas agregan información complementaria al cuerpo del texto. Se escriben en un cuerpo menor y se identifican mediante una llamada. Pueden incluir comentarios personales, explicaciones, ejemplos, datos de las fuentes citadas, información ilustrativa, agradecimientos, citas en su lengua original. Hay escritores que tienden a un uso excesivo de notas y, en este caso, lo que abunda sí daña. Cuando tenemos más texto en las notas al pie que en el cuerpo del trabajo, hay una tensión entre dos discursos que se pelean por conquistar la atención. ¿Qué es lo importante? ¿Cuántas veces por página el lector tiene que bajar la mirada y recurrir a las notas? Si la nota es tan extensa, ¿no convendría incluirla en el discurso principal? Estas son preguntas que todo autor debe hacerse cuando presume que las notas pueden “comerse” al texto.
Ahora bien, dentro del universo de las notas tenemos las que en algunos sistemas de citación se utilizan para referenciar las fuentes citadas (otros sistemas prefieren el método “autor-fecha”, bastante más ágil y frecuente, en el que se colocan solo estos datos en el cuerpo y en las referencias bibliográficas se incluye la información restante). Cuando citamos una fuente por primera vez, los datos deben aparecer completos. Si ya citamos la fuente, la nota siguiente no llevará la información completa sino la palabra “ibídem” o su abreviatura “ibíd.”, ambas en redonda y con tilde porque están castellanizadas. Luego del “ibíd.” se coloca el número de página correspondiente. Si queremos citar al mismo autor que citamos en la nota precedente, pero se trata de otra obra, colocaremos “ídem” o “íd.” y, a continuación, los datos restantes.
Un último uso de las notas es el que realizan los editores o traductores. Los editores suelen aclarar, por ejemplo, problemas que había en el texto original. Los traductores, por su parte, las eligen para observar matices semánticos de algún vocablo traducido. En ambos casos se coloca la abreviatura “N. del E.” o “N. del T.” al final de la nota y entre paréntesis.
Llamadas
Utilizamos las llamadas para remitir a las notas. Pueden tener la forma de asteriscos o números voladitos. En los textos breves muchas veces se usan los asteriscos detrás de títulos para introducir agradecimientos o advertencias al lector. En los demás casos, se usan los números arábigos.
Las llamadas se colocan luego de la palabra, oración o párrafo que se quiera aclarar. Mi experiencia me indica que hay una preferencia por colocarlas antes de los signos de puntuación, pero es un tema controvertido y por ello sugiero siempre atender a las pautas editoriales o del lugar en el que se presente el trabajo.
Todo concluye al fin. Glosario y apéndice
El glosario y el apéndice, cuando aparecen, se colocan luego del cuerpo principal del trabajo y antes de las referencias bibliográficas. En el glosario se listan los términos científicos o técnicos y se los acompaña con una definición o comentario. El apéndice incluye material auxiliar, de carácter documental, que potencia el cuerpo del texto. Puede contener materiales gráficos, tablas, cuadros, entre otros.
La infinita intertextualidad. Referencias bibliográficas
Sabemos que todo texto es un intertexto, que nuestra voz siempre remite a lo que dijeron otros. Por eso, es importante incluir en nuestro trabajo los aportes de quienes nos han precedido en el desarrollo de nuestro tema y resulta imprescindible colocar todos sus datos en las referencias bibliográficas. ¿Para qué? Primero, para mostrar la veracidad de las fuentes citadas. Segundo, para que nuestro lector, si está interesado en algunas de las fuentes mencionadas, pueda acceder a ellas de manera rápida y sencilla. Por eso, en las referencias bibliográficas no puede faltar ningún autor que haya sido citado en el texto. A esa tarea también dedicamos gran parte de nuestro trabajo cuando nos contratan el servicio de corrección de estilo.
Si querés saber la información que según las normas APA no puede faltar en las referencias, tenés que leer este post.
Hasta aquí llegamos con la información sobre los elementos del paratexto. Es importante recordar que los elementos y los enunciados que acompañan al texto deben seleccionarse y diagramarse con criterio y rigurosidad. No son elementos menores, también cosen el entramado discursivo con el que pretendemos atraer a nuestro público lector.


Muy buen artículo: claro, breve y conciso, con títulos y subtítulos creativos.
Juan, muchísimas gracias por tu comentario.
Me alegra que te haya gustado.
¡Saludos!