Una tesis es un trabajo de investigación sobre un tema-problema referente a la disciplina en la cual el estudiante procura graduarse. Para elegir ese tema, resulta imprescindible conocer los aportes previos de otros investigadores y advertir posibles vacíos de información o nuevos enfoques desde los cuales abordarlo. Además, es aconsejable que el tema responda a los intereses del investigador (¡le dedicará mucho tiempo a su estudio!) y que tanto las fuentes como la metodología para llevar adelante el trabajo sean asequibles.
Quien investiga, entonces, debe identificar, en primer lugar, aquella pregunta que lo motiva, el objeto sobre el cual desea hacer un aporte, el problema que pretende resolver con su investigación. “Formular el problema correctamente —sostiene Babbie— suele ser más difícil que resolverlo”.
Una vez delimitado el objeto, y en muchas ocasiones de manera simultánea, llega el momento de seleccionar el marco teórico desde el cual el investigador se va a posicionar para abordarlo. Es decir, debe elegir los conceptos de aquellos autores y autoras que le resulten útiles para resolver sus preguntas de investigación. Esos conceptos teóricos serán los lentes con los cuales mirará y tratará de dilucidar el problema que lo convoca.
Una tesis es científica, según Umberto Eco, cuando trata un objeto reconocible por los demás, dice sobre él cuestiones que no hayan sido dichas y brinda las herramientas para verificar o refutar la hipótesis planteada. La investigación científica que se plasma en la tesis doctoral consiste, entonces, en hacer observaciones, interpretar lo que se ha observado y comunicarlo en un documento escrito.
Diseñar el plan de investigación
Ahora bien, para llevar adelante de manera exitosa un proceso de investigación (¿como casi siempre en la vida?) es preciso diseñar un plan, es decir, establecer un conjunto de procedimientos que combinan teoría, metodología y técnicas de recolección de datos. Se trata de definir, como dijimos antes, qué queremos investigar, desde cuál perspectiva teórica y con qué herramientas metodológicas.
El origen griego de la palabra método remite a camino y a un más allá, a las vías utilizadas para producir conocimiento, podemos pensar. En ese sentido, es fundamental precisar en el diseño de investigación las unidades de análisis: ¿a quién voy a estudiar? ¿Son individuos, grupos, organizaciones, artefactos sociales? Luego, debemos delimitar cuál será el criterio de selección de nuestra muestra porque es muy difícil, por lo general, estudiar a todo el universo. Entonces, quien investiga debe seleccionar un conjunto que responda a los criterios de cientificidad. En la metodología cuantitativa, esa muestra busca ser representativa y los resultados de las investigaciones se pretenden generalizables. En la metodología cualitativa, en cambio, se prioriza, más bien, que la muestra sea significativa.
Llegado este punto, quien investiga debe reflexionar sobre los instrumentos más apropiados para recabar información: ¿conviene realizar entrevistas en profundidad o grupos focales; análisis de documentos u observación participante? La respuesta, otra vez, dependerá del tema y de los objetivos planteados.
La escritura de la tesis
Todo muy lindo, pero en algún momento hay que sentarse a escribir. ¿Escribir? ¿Y eso? ¿Cómo se hace? ¿Por dónde empiezo? Para ordenar nuestro discurso y evitar naufragar en el mar de información de nuestro cerebro, precisamos conocer la estructura de una tesis. A grandes rasgos, y con las variaciones de cada caso, es el siguiente:
- Introducción. Es nuestra carta de presentación. Allí le resumimos a nuestro público lector los postulados centrales de la tesis, su estructura y un pequeño compendio de cada capítulo.
- Planteo del problema. Aquí explicitamos claramente el problema de investigación, el objeto sobre el que trata nuestro trabajo.
- Objetivo general y objetivos específicos. ¿Qué pretendo lograr con la investigación? ¿A través de qué pasos específicos voy a lograrlo?
- Antecedentes/Estado del arte. Nunca partimos desde cero, todo discurso académico es polifónico, es decir, está conformado por otras voces que profundizaron en el tema elegido. Aquí se describe, entonces, esas fronteras del conocimiento: hasta dónde llegaron otros y desde dónde voy a avanzar yo.
- Marco teórico. Encuadre bibliográfico desde el que se aborda el objeto. Conceptualización de términos centrales de la tesis.
- Diseño metodológico. Qué procedimientos y herramientas utilizo para producir conocimiento.
- Desarrollo del tema por capítulos.
- Conclusiones
Tal como se desprende de todos los pasos comentados, la escritura de la tesis es un proceso largo, complejo, y puede resultar agobiante para un tesista que no está lo suficientemente acompañado. Por lo general, los directores de tesis son personas muy formadas en la materia y comprometidas con su trabajo, pero lo hacen ad honorem, tienen muchos tesistas a cargo en simultáneo y no pueden dedicarle a cada uno el tiempo suficiente.
Por ello, quienes ofrecemos el servicio de asesoría de tesis buscamos saldar ese vacío. Acompañamos al tesista durante todo su proceso, sea cual sea la etapa en la que se encuentre. Si nos contacta al comienzo, lo ayudamos a delimitar el problema, plantear las preguntas correctas, describir bien los objetivos y pensar en la metodología más adecuada. Cuando tiene el trabajo avanzado, pero se traba en algún momento con la escritura, leemos el documento, conversamos sobre las dificultades y le damos herramientas para que pueda continuar. Si ya la terminó y la tiene que entregar, pero sus directores le indicaron una corrección de estilo, nos dedicamos a ello y procuramos eliminar del texto los errores gramaticales, la sintaxis rebuscada, los errores ortográficos y todos los inconvenientes lingüísticos que atenten contra la claridad y el brillo textual.
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